La distribución urbana de pequeña paquetería y de mercancías es cada vez más complicada: la velocidad está limitada en el centro, el tráfico está congestionado y los atascos son sinónimo de pérdida de tiempo y dinero. La contaminación y el ruido de los motores térmicos de los vehículos afectan a nuestros ciudadanos. El espacio urbano es más escaso: hay conflictos entre vehículos particulares y furgonetas para aparcar, molestias para los comerciantes, los peatones, etc.
Estamos convencidos de que vivimos un nuevo paradigma. Nuestra visión es volver a vivir en una ciudad agradable, contribuir al desarrollo económico del centro histórico, así como participar en el futuro de Valladolid hacía un modelo de “ciudad inteligente”.
